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  • Foto del escritorLic. Abigail Peña, MA

Para ti mamá, que estás cansada.

El aviso de emergencia retumbó en los oídos de los pasajeros: ¨Estamos pasando por fuertes turbulencias, por favor abróchense los cinturones¨. No pasaron minutos cuando las máscaras de oxigeno salieron de la parte alta del avión: el avión estaba en picada. La madre asustada, miró a su hijo, miró la máscara y pensó, ¿se la pongo primero o me la pongo yo?.


Si eres una de las tantas madres que han elegido la respuesta “obvia” de ponerle la máscara a tu hijo primero, probablemente estés teniendo dificultades en tu autocuidado y por ende en tu bienestar y calidad de vida.


Recientemente acabo de tener una hermosa bebé y gran parte de los comentarios de alegría han incluido frases como “jamás volverás a pensar en ti”, “cada vez que vayas a la tienda sólo pensarás en comprarle a ella”, “olvídate de las salidas de pareja, del tiempo de ocio, de los días de relajación” y entre otras tantas que te envían un mensaje fuerte y claro: tu vida solo será para tu hija.


Sin duda, el rol de madre cambia tus prioridades, tu forma de ver la vida, altera tu rutina y absorbe gran parte de tu tiempo. Ser madre es un trabajo hermoso y agotador, no tiene vacaciones ni pausas, no considera si tienes sueño, si estás cansada, si estás enferma. Simplemente los hijos demandan, demandan y demandan y tú eres su fuente de vida, así que llueve, truene o ventee, tienes que estar disponible.


Cuando son pequeños pasas semanas sin dormir, llega a ser desesperante la idea de que esto siempre sea así. Piensas: ¿Cuándo pasará esta etapa? ¿Es sólo una etapa cierto? La ansiedad y la culpa tienen un papel intermitente a medida que descubres el tipo de madre que serás.


La realidad es que a medida que los niños crecen, se hacen más independientes, sueles recuperar un poco de tiempo y espacio, aunque en cada edad ellos traen nuevos retos.


Cuando eres mamá de un hijo que tiene algún reto en su desarrollo, medir el tiempo en el que ellos lleguen a la Independencia es difícil y siendo honestos, muchas veces hay condiciones en los que la independencia total no será posible.


A esas madres, que viven con una condición crónica, que pasan días buenos y malos, que tienen años que no duermen plácidamente, que no se toman un cafecito con tranquilidad, que no se desconectan de la rutina, que están siempre alertas, hipervigilantes, que han descuidado sus sueños, su sexualidad, su relación de pareja, sus amigos, que han tenido que dejar sus empleos, sus estudios, sus metas personales... a esas madres..les dedico este artículo.



Volviendo a la Historia del Avión, ¿Que pasaría si en el intento de ponerle el oxígeno a tu hijo, te quedas sin suficiente aire para tener la fuerza de colocárselo correctamente?, Probablemente ambos morirían. Y es ahí donde radica la importancia del autocuidado: si no te cuidas, tu hijo puede que no avance, que se estanque y se vuelva más dependiente y absorbente y por ende estarás encerrada en un círculo vicioso: no me cuido porque mi hijo es dependiente de mí, mi bebe se vuelve más dependiente porque no me cuido.


Ser madres implica más que cuidar al bebé, implica cuidar de ti. Porque para que él este bien, tú tienes que estar bien. Estar bien significa cubrir necesidades básicas a nivel físico y socioemocional, es decir, comer, dormir, higienizarte, cuidar tu salud, socializar con tu pareja y amigos, hacer actividades de ocio, tener un tiempo a solas y darte una dosis diaria de todo aquello que disfrutas y que te hace sentir plena. Que bonito suena todo esto, ¿pero cómo se logra esto cuando tienes un hijo con dificultades físicas, conductuales, sensoriales, cognitivas y/o emocionales?,¿cómo se logra cuando no tienes medios económicos y tus redes de apoyo son escasas? Estas son algunas de las tantas preguntas que mis pacientes se hacen en consulta cuando les invito a cuidarse más.


¡Si! ¡Es difícil! ¡Es un reto constante y diario! ¡Es un trabajo arduo y a veces pudiera parecer imposible, pero NO lo es!. A continuación, les brindo doce estrategias que pueden ayudar a dar un paso en la gran escalera del Autocuidado.


1. Busca ayuda profesional. Si has identificado que tienes dificultades para cuidarte, si sientes que todo tu tiempo es para tu hijo, si has olvidado tus necesidades básicas, busca ayuda. Un psicólogo, terapeuta familiar o especialista en psicoterapia, puede acompañarte a vivir el duelo que vive los padres con hijos con discapacidad, puede modelarte formas de expresar asertivamente tus emociones y a su vez fortalecer tu autoestima y ayudarte a gestionar el miedo, la culpa y ansiedad que muchas mamás sienten cuando dedican tiempo para ellas.


2. Trabaja en tus redes de apoyo. Las redes de apoyo, familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, hermanos de la Iglesia, mamás amigas, juegan un papel esencial en nuestro autocuidado, ya que son los que se quedarán con tu pequeño mientras te cuidas. Asiste a grupos de apoyo, grupos espirituales y lugares que te permitan socializar y ampliar tu red de apoyo. Compártele a tu red de apoyo sobre tu necesidad, la condición de tu hijo, haz que lo conozcan y aprendan a manejarlo.


3. Involucra al padre o la pareja. Si tienes pareja o si el padre del niño esta implicado en la crianza, dale la libertad de que lo cuide, enséñale cómo manejarlo, comparte con él Información sobre la condición. Confía en sus habilidades, trasmítele esa confianza. Si cuando tu hijo esta con su padre haces todo tu y no le dejas equivocarse, el sentirá que no es necesario y que sólo tu lo sabes manejar, lo que disminuirá su deseo de implicarse y colaborar. Reconoce y valida cuando haga intervenciones adecuadas, no solo le digas que es importante que socialice con su hijo, hazlo sentir importante. Delega, deja que se equivoque y aprenda.


4. Identifica tus talentos y aumenta tu fuente de ingreso. Una de las principales problemáticas que muchas madres expresan es la falta de recursos económicos, ya sea por ausencia de empleo o por ingresos mínimos, por lo que no les alcanza para realizar actividades extras. El primer paso es no sentarte a esperar que alguien haga algo ¡haz tú! Identifica tus talentos: hacer dulces, comidas, pulseras, lazos, manualidades, aretes y comienza a perfeccionarlos, utiliza el tiempo disponible para emprender, identifica necesidades de tu sector y vende esas necesidades. ¡Es hora de aumentar tus ingresos! Al principio las ganancias no serán tantas, puede que a veces no tengas ganancias económicas, pero sí la satisfacción de que estas haciendo lo que te gusta y eso es autocuidado. Una forma de autocuidado que con perseverancia dejará frutos lucrativos.


5. Realiza una agenda de metas a corto y a largo plazo. Si no sabes hacia donde vas será difícil encontrar el camino. Ten clara tus metas, agenda pequeños pasos para lograrlas.


6. Realiza un listado de las actividades que disfrutas hacer. Cosas sencillas y simples: dibujar, armar, rompecabezas, bailar, escuchar música. Proponte hacer una de estas actividades diarias, con 10 minutos estás empezando a marcar la Diferencia.


7. Cuida tu salud y tu belleza interna y externa. Ya sea que te quedes en casa o que decidas salir, mantén la higiene y tu cuidado personal, dicen por ahí “ponte bonita para ti misma”. No descuides tus chequeos médicos, anualmente realiza visitas al ginecólogo. Cuida tu interior y exterior. Mantén contacto con la naturaleza y rodéate de personas que te nutran.


8. Realizar actividades de crecimiento personal. Lee libros de autoestima e inteligencia emocional, conversa con amigos, has chistes, dibuja mándalas, realiza diariamente diez minutos de relajación con música y ejercicios de respiración.


9. Expresa tus Emociones. Busca la forma adecuada de expresar tu enojo, tu frustración, tu tristeza, tus miedos. Ya sea hablando, escribiendo, pintando.


10. La música, el arte, el ejercicio. Sabías que escuchar música alegre, realizar actividades artísticas y hacer ejercicio libera dopamina y serotonina, sustancias encargadas del placer y la felicidad. ¡A hacer ejercicio y escuchar música! No se necesitan largas horas, con 10 minutos diarios es suficiente para empezar y luego aumentarlos poco a poco.


11. Alimenta tu espíritu. Lee la Biblia, escucha alabanzas, predicas y podcast que te nutran.


12. Rodéate de personas que te edifiquen. Personas que te guíen a crecer y enfocarte en el presente.


Si Amas a tu hijo, decide ser una madre que sabe:



AMARSE para poder amar,

CUIDARSE para poder cuidar,

Vivir para enseñar a vivir,



Una madre que no deja que la Culpa y la ansiedad le roben la Libertad de ser Feliz, por que sí lo es, su hijo también lo será.

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